Reforestación para capturar carbono y combatir el cambio climático

1. Forestación y Reforestación

La forestación y reforestación se posicionan como estrategias destacadas dentro del Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) del Protocolo de Kioto. Estas acciones implican la transformación de terrenos degradados en bosques y la replantación de árboles en áreas deforestadas. Su impacto se traduce en la captura natural de CO₂, contribuyendo significativamente a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Los beneficios de estas prácticas son diversos, desde la mejora de la calidad del suelo hasta la protección de la biodiversidad y el agua. A nivel legislativo, la Estrategia Forestal Europea para 2030 destaca la importancia de estas estrategias para la restauración de terrenos degradados y aboga por el papel crucial de los bosques en la protección del medio ambiente. También se resalta el papel de los bosques como entidades protectoras y se promueve su restauración para que estos ecosistemas alcancen condiciones adecuadas para las especies que albergan.

2. Deforestación evitada

Enfocarse en la conservación de los ecosistemas forestales se vuelve esencial, especialmente en áreas impactadas por la deforestación. La pérdida masiva de cobertura arbórea ha sido una preocupación, y es aquí donde entran en juego iniciativas como la deforestación evitada. Estos proyectos se centran en proteger bosques que, de lo contrario, podrían ser talados para la agricultura o la ganadería.

El aumento de las emisiones ligadas a la deforestación ha impulsado iniciativas como REDD+ Estrategia Forestal Europea para 2030 (Comisión Europea ,diseñada para proteger selvas tropicales y reducir las emisiones derivadas de la deforestación..

El incremento del Mercado Voluntario de créditos de carbono ha abierto puertas a un notable crecimiento y desarrollo de este tipo de iniciativas y estrategias. Esto ha brindado un estímulo económico crucial para llevar a cabo estos proyectos. En Airco2, reconocemos la importancia y el valor de estas estrategias, aunque nos enfocamos especialmente en masas ya arboladas donde el aumento en la absorción de carbono está ligado a cambios específicos en su gestión.

Además de aumentar la superficie forestal y evitar la deforestación, la gestión forestal se presenta como una tercera vía para generar créditos de carbono. Autores como Pukkala han subrayado la capacidad de la gestión forestal sostenible para mantener e incrementar los niveles de carbono a largo plazo. Este enfoque implica una serie de prácticas destinadas a mejorar el contenido de carbono en masas forestales existentes, al tiempo que preservan la biodiversidad y otros servicios ecosistémicos.

La gestión forestal sostenible no solo se trata de capturar carbono, sino también de conservar ecosistemas, proteger la biodiversidad y mantener la salud de los bosques para las generaciones futuras. Estas prácticas o “tratamientos silvícolas” cumplen una función clave a la hora de evitar el estancamiento de los niveles de carbono en los bosques. 

Estas tres vías ofrecen un enfoque integral para enfrentar el cambio climático y preservar nuestro entorno natural.


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